De la felicidad y del tiempo que se va......

A muchos nos ha pasado alguna vez que salimos de la oficina un viernes y llegamos el lunes con la sensación de haber acado de salir recién.  Como si el sábado y el domingo no hubiesen transcurrido. La sensación es algo agotadora.  Cuando me ha pasado a mi, me he dicho: pero bueno, yo siento como que acabo de salir por esta puerta! cómo es que ya es lunes?.

En mi opinión, cuando nos pasamos los días haciendo cosas que no nos apasionan terminamos actuando como autómatas.  No le ponemos ni alma ni corazón a lo que realizamos porque realmente solo estamos haciendo los que nos toca, y como nos nos queda de otra, pues lo hacemos. Esto comprende inclusive actividades que parecen ser grandiosas y que aparentemente disfrutamos, pero que no estan conectadas con lo que verdaderamente nos apasiona, y esto es lo que hace que los días pasen sin pena ni gloria.

Otra sensación asociada al hecho de no estar haciendo lo que nos apasiona es la de no estar viviendo, muy parecida a esa de que el tiempo está pasando rápido.  El asunto está en el contenido. Lo que le ponemos a nuestras horas y a nuestros días.  No me refiero a vivir todo el tiempo realizando nuestras pasiones.  Después de todo la propia vida en su dinámica nos envuelve en actividades y obligaciones que no necesariamente comulgan con nuestros placeres, son obligaciones de subsistencia, compromisos y demás. Pero bien cierto es que si no hacemos, al menos con relativa regularidad, algo que nos apasione realmente, puede ser que la vida nos sorprenda al término con una sensación de desperdicio.

Si al hecho de no vivir nuestras pasiones agregamos variables como que tenemos que lidiar a diario con gente que no necesariamente hemos elegido, pero que las circunstancias nos las han colocado al lado y no tenemos de otra que interactuar con ellas.  Que en ocasiones nos vemos forzados a adoptar poses y roles que no nos agradan y que esto puede operar en forma subconciente y generar mucho descontento espiritual, citando solo estos dos sencillos detalles, entonces la cosa se complica.  Y es que mucha gente es infeliz y ni siquiera lo sabe.

Una gran agravante a tomar en cuenta es la gran inversión (si es que se le puede llamar inversión) que algunos hacen en adquirir objetos, artefactos y cosas que estan diseñadas únicamente para agregar confort a nuestro diario vivir, no así felicidad. Y es que la sensación de plenitud y felicidad que proporcionan los objetos suele ser efímera y hasta hueca, según muchos casos. En cambio, invertir en experiencias gratificantes deja una huella más duradera, por no decir perpetua en las personas.  Una prueba muy simple es que si a mí me preguntan por un momento memorable de mi vida, ninguno tendrá que ver con cuando compré mi auto, o cuando compré tal o cual cosa. Se que mi mente hurgará en experiencias y momentos, no en objetos o cosas materiales.

No obstante lo anterior, muchas personas realizan esfuerzos extraordinarios para compar un auto o para tener un teléfono celular de última generación o cambiar los muebles y dedica menos tiempo y energía en lograr la mejor de las conquistas: construir su propio nicho de felicidad, haciendo lo que le gusta, teniendo cerca a a gente positiva y haciendo lo mejor que puede.  Quizá sea porque no es tan fácil para la mayoría encontrar la felicidad donde realmente está, en las cosas simples y sencillas, y resulta mas cómodo encontrar su sucedáneo en las artículos materiales.  No se, me vienen a la mente personas que compran lujosos muebles pero no se sientan en ellos...cómico, no?

Como el tema es vasto y tengo que concluirlo, pienso que lo mejor es ponerle alma a todo lo que hacemos, de la mejor manera posible y no olvidar nunca conectarnos con nuestras pasiones, que hay tantas como habitantes en el planeta.  Ya sea sembrar hortalizas, pintar, escribir, cocinar, lavar, limpiar, hablar, pelar limones.... lo que sea, con quien sea.  Húrgese.  Revise sus pasiones.  No sabe aún cuáles son? mejor.....tendrá tantas opciones! y podrá probar y probar hasta dar con ellas.  Pero hágalo.  Es el más redituable de los esfuerzos y al final deja una sensación de plenitud tremenda que ningún objeto puede proporcionar.

Nos vemos en otra entrega.....




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