Beso de adiós
El leyó en sus ojos el mensaje que su corazón ya intuía.
Ella, que se había atragantado con todo lo que sentía,
había resuelto quemar las naves.
Y así lo hizo.
Pero las cenizas del ritual estaban por todas partes,
y no es mucho lo que puede callar la boca,
si la mente insiste en el grito.
©Derechos de autor Gnosis Rivera
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