Escribir

La imagen llegó como accidente, desde un amigo hasta mi. Hermosa.
Quien tenga el derecho que reclame.
Quienes escribimos tenemos el alma hecha de papel, letras, tinta, lápices; todo ello mezclado con sangre, dolor, alegría, sentimiento, recuerdos, sueños, ilusiones... 
Perfectamente unido en una alquimia sin defecto. A veces quieta y en orden. Otras, produciendo espantosos sismos de angustia y reclamo.
El lector no siempre imagina el rastro de gotas que evidencia tal temblor del alma. Ese temblor que supura sal y azúcar. Quizá ni sospecha qué hay tras cada letra, en las esquinas de un párrafo y la muerte que supone el punto y final de un poema. 
Cada texto es un nacer y un morir. Un sobrevivir constante en este ensayo de existencia. Una apuesta a permanecer en la necedad de lo posible.
Eso es escribir.... 
Y perdonen la soberbia de siquiera pensar de qué están hechas vuestras almas, estimados amigos de las letras. Puede ser mi soledad la que me hace dar por cierto tal suerte de cosas. La culpa no es mía, pues, sino de ella. Mi amiga, la soledad.
Cariños, Gnosis
   

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