Palabra y silencio



A veces los observo, los veo caminar distraídos, ensimismados. Están muy en ellos, distraídos con su propia palabra, y yo de frente, les miro y me pregunto si estarán tan repletos como lucen. Termino escondida detrás del más oportuno de los silencios. En él encuentro todo el confort necesario, porque ese silencio me entiende. Esos silencios me han ayudado a sobrevivir tanto como la palabra un día lo hizo, pero entonces era yo muy distinta a lo que soy hoy.

Hubiera sido más sencillo seguir en la palabra, en esa palabra ruidosa que me adhería a la gente, que complacía y me permitía estar, aunque estar significara dejar un pedazo de mi misma cada vez. Pero vino sobre mi conciencia un caos, luego otro, y así, varios. No fue mi plan, yo no manejaba los hilos... Solo sé que una tarde desperté, luego de las tres de la tarde, y la muchacha del espejo era otra. Me fueron develados algunos misterios y otros tantos debía descubrirlos en el camino. Pero ni ese camino estaba claro. Entre la maleza y la flor voy andando mi silencio.

Callo. Callo porque es mi mejor opción, hoy. Callo, si acaso mi voz pudiera darme consuelo, si acaso hay quien escuche que digo nada. Callo, y mi mirada solo tiene significado para unos pocos entendidos. Nadie entiende este minuto, que ya va por varios días. Acompañar este silencio no es simple, lo entiendo. No lo es ni para mí, que soy quien lo grita, imagino lo propio para aquel que cree que observa, y tiene la osadía de hacer hipótesis de ella, y presumen que saben. ¡Son ignorantes!

Pero les perdono a todos...a todas. Yo no contaba con el mutis de esta hora, así como no sabía todo sobre la palabra. En su momento me creí feliz, completa, incluso acompañada. Cuando el silencio se hizo, todo eso desapareció y me encontré en el medio del salón mientras los minutos se morían a mi alrededor. Reconstruir todo a partir del silencio supone un quiebre donde algunos se van, otros aparece, y yo me tengo que quedar. En mi está la palabra y el grito, todo junto y al mismo tiempo. En la sinergia de ambos hallaré el equilibrio y quizá sea una jornada que tome toda la vida.

Mientras tanto, sigo observando, así de lejos, la palabra. Hablar cuando sea necesario y acariciar la idea de mi silencio. Es lo mejor.
 
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Gnosis Rivera
Imagen: Mujer con vestido negro
Obtenida en la red.-

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