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Mostrando las entradas de diciembre, 2018

Cierre

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De repente el nocturnal sábado se ha convertido en un domingo de medio día. Sí. He abierto mis asueñados ojos a las doce y treinta minutos de la tarde. Lo hice y sentí olores, café, los sueños que tuve. Pensé. Agradezco este año, lo agradezco profundamente.  Pero hoy, más que de agradecimiento, quiero hablarles de aprendizaje. El 2018 fue un año repleto, rebosante de aprendizaje. Y no se si fueron de esas lecciones que les ocurren a muchos, no lo sé; tampoco si fueron las convencionales conclusiones a las que llegan las personas al término de un año, lo ignoro; solo sé que fue una cantidad bárbara de situaciones y cada una dejó su mensaje. No les contaré cómo llegué a ellas o cómo ellas vinieron a mí. Me reservo esos detalles, pero sí les comparto qué aprendí. ·          Dicen que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Es mentira, si no sufres, ¡cómo rayos aprendes! Lo que si no puedes hacer es abandonarte a ese sufrimiento más tiempo del necesario.

Compañía

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No caminas solo;  tus pasos transitan los peatonales de las almas que te amaron, que hoy, desprovistos de vestido, te susurran paz al oído y todavía te aman.  También están los ángeles, que acolchonan con sus alas tu andar. Todo luce rústico, lerdo, pastoso.  Se atoran las puertas y las bisagras rechinan produciendo ruido de impaciencia.  Pero el tiempo no avanza ni deprisa ni lento, el tiempo avanza en su propio momento.  Un momento ajeno, a veces, a nuestras premuras. No caminas solo.  Yo estoy contigo. Las distancias materiales son solo eso: puentes, océanos, rutas, caminos.  Los afectos esenciales atraviesan a la era.  Qué será entonces un simple puente, una patria lejana, un largo camino.  Nada. No caminas solo. ©Gnosis Rivera ©Derechos de imagen Photo by Priscilla Du Preez on Unsplash

Niebla

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La niebla es la cortina que viste todo lo posible De ella se cubrió Saturno, cuando conjuró el encuentro de aquellos dos seres que, sin saberlo, rodaban en círculos por sobre sus anillos, procurando ambos dar con el otro. La niebla nunca podrá ser numerada, limitada al espacio de tus manos Hacerlo, sería como contar besos imaginados, caricias sin destinatario lágrimas que han humedecido fértiles pómulos avergonzados por un amor inconcluso. La sustancia de la niebla es la misma que mi deseo luce delgada escasa apenas luce pero es poderosa Humedece las pieles y esconde el abrazo de los amantes. ©Gnosis Rivera ©Derechos de Imagen Photo by Jakob Owens on Unsplash