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Mostrando las entradas de diciembre, 2015

Juntos

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...y amarte y alimentarte. Vestirte y desnudarte. Discutir y conciliarnos. Que el amor nos haga la piel algunas noches y que en otras, los labios nos conversen... y que nos sorprendan los párpados tupidos de sueño, cayendo sobre los ojos, abrazados, cómplices y contentos de tenernos. Que nos tomemos el café, labio a labio, que discutamos el acontecer del día. Que estemos en desacuerdo y nos miremos raro. Que me mandes a callar, que hablo muy alto, que te diga shhhh, que tu voz es muy grave. Que me abraces, sentir la anatomía de tu torax y deleitarme con el grueso de tu cuello. Que me palmees el trasero, que me pellizques los brazos, que me hagas disgustar, riendo, molesta, deliciosa. Que me mires con esos ojos de niño, recostado sobre tres almohadas. Que me observes malicioso, lascivo, coqueto, perverso, húmedo y caliente, mientras me preparo para salir. Que te quedes el silencio, que me acaricies el pelo, que me beses de sorpresa. Que me mires y me digas...¿sabes?, y a seguida

Sueño

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  Tiene un buenos días. Uno cuyo sabor aún no logra descifrar. Un rostro se asoma por las esquinas de su memoria, pero no sabe qué sentido conferirle. Lo siente y lo piensa, más no atina a describir bien su perfil. Anoche, en sus sueños, apareció de frente, montando bicicleta, iba de espaldas al timón y todavía así, dominaba el destino que tenía al frente. Conducía caminos pedregosos, inclinados, obtusos, poco amigables y muy retadores para cualquier caminante. Ella iba frente a él y él frente a ella. Dominaba los espacios, besaba sus labios de tanto en tanto, acariciaba su frente y tomaba su mano. Nunca reparó en el hecho de que no veía hacia el frente, más aún, conquistaba todos los recovecos y curvas del camino. Ahora, ya despierta, tenía un extraño sabor en la lengua, y no era por al alcochol de la vispera, era el sabor de la incertidumbre, era el sabor del no saber qué venía. Un sabor tan familiar en sus papilas, uno sabor que siempre saludó. Aunque ese sa

Vigencia

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...y si allá donde vas... si en esa ruta que emprendes, llegas a descubrir que me amas, búscame....porque quizá no pueda volver a amar así ...y estaré aquí, cubierta con la misma piel que hiciste tuya, con los mismos huecos, vacíos de t i ... con la sonrisa, con la misma lágrima de alegría, vestida de amor y f e ... y todavía sin saberlo, estaré esperando por ti. © Derechos de autor Gnosis Rivera​

Elegido

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Entre tantos rostros, tantos nombres, tantos hombres, te elijo a ti. Eres tan distinto, tan único. Irrepetible. Todo en ti es abundante. Te desbordas por tus propios contornos y si intento contenerte con mis manos, te precipitas entre mis dedos, goteando por completo en toda tu esencia. Por eso te amo. Por no saber de mitades, por solo conocer los enteros, los completos. Amo tu sonrisa, tan v asta, tan amplia, cubre toda la habitación e ilumina calles completas. De tu mirada se escapan el niño que te habita. La nobleza de tu alma es escandalosa y revolucionaria. Tus defectos son la promesa permanente de quien quiere ser mejor. Te amo. Amo tu letra, tu discurso, amo tu furia, tus temores, tus luces y tus sombras. Me gustas cuando ladeas la cabeza y te refugias en un silencio breve, para luego girar a mi mirada y sonreir. Amo como te mueves, inquieto, como gritando que el mundo no espera. Me encanta como te encargas de las cosas, como te ocupas. Amo tu hu

El hombre y la sensibilidad. Lo masculino y lo femenino

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Ella quiere un gran amante, un compañero y un cómplice. Un tipo que se ría con ella, que la abrace si le da por llorar. Uno se ponga a fregar los trastos con ella y que la acompañe tanto a hacer el mercado como al cine.  Un tipo para presumir de orgullo frente a los amigos, porque lo admira tanto, que quiere exhibirse frente a los suyos, junto él.  Un hombre a quien mirar hacia al lado. Uno a quien admirar y amar. Con quien discutir de ciencia y política y de cosas tontas, como si las papas van mejor con salsa catchup o si el café lleva mucha azúcar. En fin, que sería genial que todo ello aparezca en un solo hombre, pero parece que no. Que uno tendrá aquello, pero carecerá de lo otro.  Al menos, lo más esencial de un hombre, para muchas mujeres, sobre todo para aquellas que ya maduraron lo suficiente como para saber qué quieren y qué no, es compañía y complicidad. Hay muchos caballeros por ahí con muchas de estas cualidades, aparecen algunos que  tienen todo lo anterior, y ¡ha

Hogar

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No tengo casa, soy refugiada. Huí porque, de donde vengo, solo hay vacíos y soledades, entonces vine aquí, donde abunda la leche y la miel, donde la flor crece a su libre albedrío, y la luna y el sol salen al mismo tiempo y conversan sobre el horizonte. Déjame habitar en tí, mientras encuentro mi hogar, y si resulta que el hogar eres tú, prometo hacer de tu morada un jardín eterno, donde los gladiolos y las hortensias azules sean el colchón bajo tus pies.  © Derechos de autor Gnosis Rivera​