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Mostrando las entradas de septiembre, 2015

Cultura de cuellos gachos; vivos murientes.

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Si, lo sé, la palabra muriente no existe, pero aunque en este caso el significante no exista, créame, el significado sí. Veamos, cada vez que veo lo exitosas que resultan ser las series de tv que tratan sobre zombis y muertos vivientes, no puedo evitar pensar: qué morbosa puede ser la gente, que gusta tanto de estas imágenes de ojos desorbitados, brazos colgados, cuerpos que están más muertos que vivos, y lo suficientemente horripilantes para asustar a cualquiera. Nunca he dedicado tiempo a seguir estas series, -ni películas de ese género- realmente no me gustan, pero  no puedo substraerme al hecho de pensar el por qué gustan tanto.  Reconocer la parte morbosa que habita en casa ser humano, es de rigor. En algunos más que en otros, pero dentro de todos hay una dosis necesaria (!!) de morbosidad, y he ahí una parte de la explicación.  Yo puedo estar equivocada, y ¡sería genial! –todos los aciertos y avances en la humanidad surgen de la adecuada complicación de los equívocos-, pero me

Evasión

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Disimular. Pretender. Hacer de cuenta que no ocurres, alrededor, afuera y dentro de todo. ¿De qué sirve disimular sentimientos frente al resto, si dentro tuyo están haciendo un gran escándalo?. Escapar de ti misma puede ser tan difícil como tratar de encontrarte. Así que no te queda de otra que asumirte, de todas y por una vez!. Puedes intentar postergar ese encuentro, pero, si eres mínimamente astuta, sabes que solo estas retrasando lo inevitable. Miras a tu entorno y v es a las parejas, a la gente, envuelta en vestidos de fiesta, con sonrisas, algunos delatan aburrimiento y apatía, otros están escarchados de amor y se dan besos cortitos, aprovechando la mirada distraída del resto. La música de fondo hace lo suyo, y genera ese ambiente bipolar entre nostalgia y alegría y cada quien se apropia del extremo que le place. Te das cuenta que se te acabaron los temas, esos que usas para eludir tus pensamientos y realizas la idea de que no tienes más opción que conversar

Comida y masturbación

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En ocasiones, comer sin compañía es como masturbarse. Con ingenuidad les pido que no se estacionen en la palabra masturbación y se abran, sin prejuicios, a lo que quiero significar .  Verán, tienes todos esos ingredientes maravillosos sobre tu mesa en la cocina. En tu tabla de abedul, has dispuesto filete de pechuga de pollo y le espolvoreas pimienta y sal , un maravilloso matrimonio de cocina que hasta tiene su propio verbo: salpimentar. Te sientes creativo y te atreves con un poco de albahaca seca. La estancia huele divino, porque has puesto a hervir dos papas y agregaste dos hojas de laurel, entonces la magia se ha esparcido por todos lados. Te vas directo al frutero y sacas un tomate pequeño - total, es solo para ti- .   Te encanta ver como el cuchillo se clava en la pulpa jugosa y roja del tomate que, sometido al filo de l a ho ja , despide todos sus j ugos . Si eres amante de los cuchillos, como yo, admirarás la maravilla de un corte limpio, tanto como el imponent

Soledad

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La Soledad es una trampa de dulce sabor, y en la lengua se pueden apreciar los tonos de sus distintas etapas. En la punta te entra un miedo tremendo, pero en los lados, el amarguito que sale te estremece y te haces medio fuerte con ella. Atrás, llega un dulzor complicado. Y es que la costumbre dulce de la soledad, matiza todo cuanto te rodea, y llega un momento en que estas tan cómoda con su sabor, que ya no quieres lidiar con compañías, así estas sepan a café, tabaco o ro n. Entonces te entran las esquizofrenias del recuerdo, pues, como película, suceden ante ti imágenes de un tiempo donde hubo risas, abrazos, besos con lengua, sí, esa misma lengua donde tienes aparcado el gusto a soledad. Llegas hasta a escuchar voces, y te entra el gusanito de la nostalgia. ¡Ahh! ese es otro cariz de la soledad...si te gusta la nostalgia te fastidiaste ¡de una!. La soledad sabe mucho de nostalgias, y a propósito de nostalgias, te entrarán unas ganas de besar, de abraza

El amor lo puede todo... ¿?

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Siempre que leo eso de que “el amor lo puedo todo”, me digo que sí, que es cierto, que el amor lo puede todo. El amor es un combustible muy poderoso, que, toda vez que habita en la trastienda de nuestras motivaciones, nos hará realizar las proezas más extraordinarias e increíbles. Dos ejemplos equivalentes y extremos que llegan a mi mente son, la madre que amanece con los ojos como platos, vigilando la temperatura de su hijo, o el revolucionario que decide emprender la lucha por la libertad de su pueblo, o de varios, en el más extraordinario de los casos. Sí. Para la idealista que habita en mí, estos ejemplos son bastante válidos. No obstante las líneas anteriores, no puedo evitar discernir algunas ideas que se desprenden de la frase título, y advertir la necesidad de aclarar algunos puntos. Naturalmente, son mis puntos, pero ellos provienen de lo que yo entiendo es sentido común, así que bien puede usted, lector, evaluar estos puntos y hacerlos propios, si lo desea. Con gusto se l

Obstinación

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Abrí los labios y engullí un bocado de tu amor,  mastiqué tus besos y, atragantándome con tu nombre,   juré volverme muda hasta no escuchar nuevamente tu voz de nuez y canela.  Cubro mis oídos, negando toda posibilidad de llanto y grito.  Te seguiré queriendo, mientras las orugas paran mariposas en mi espalda .   © Derechos de autor Gnosis Rivera.-

Días

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Esos días en los que el cuerpo me queda pequeño, donde lo que siento es más grande que yo, y toma forma de esquizofrenia, y me domina, y mis ojos se convierten en adultos autónomos. Le hacen muecas al corazón y ambos empiezan a latir a lo loco. Esos días donde el lunes continúa el martes y el miércoles, siendo ese lunes el más espeso y extenso de todos mis lunes anteriores. Esos días en que me pregunto, en qué siglo nació mi alma. Quizá, en una era donde los vientos murmura ban poesía y lloraban melodías de pianos y violines. Esos días donde soy más rara que nunca, tan rara, que me miro al espejo y no me reconozco. Y entonces apelo a mi cédula de identidad y ella me recuerda que vivo en este cuerpo mulato, de rizos rebeldes y mente púrpura. Esos días en que todo a mi alrededor se vuelve fatuo, menos las miradas de los niños, el rostro de algún hermano y la plantita verde fé que tengo tras mi silla. Estoy estacionada en esos días desde ti. Un día más que otro,

A ti, mi niño...

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Vi tu cuerpecito y te abracé con la mirada, como se abrazan las cosas tiernas y frágiles. Como respetando tu inocencia, soplé con mi aliento, delicada, un hermoso mechón de tus cabellos de azabache. Toqué tus deditos y los llevé a mi boca, en la palma de tu mano deposité tres besos, y rocé con el borde de los labios, tus inertes y húmedas uñitas. ¡Oh! niño mío, niño de todos y de ninguno, niño de un pueblo y niño de un mundo.  En esta hora del día te meso en mi ceno, y dejo que el calor de mis pechos simulen el hogar que te fue arrebatado.  Tus cachetitos, otrora rosados, hoy son la usencia del color de la vida. Hoy te vistes de muerte, para recordarnos como todos estamos muriendo un poco cada día. Con tu muerte, unos han muerto más que otros.  En cambio algunos vivirán con más ahinco, pero con un trocito menos en el pecho.  Eres el niño que se esconde tras una costilla, y que solo recordamos cuando nos dan un feo golpe.  Tu muerte es la gruesa costra que escuece la piel

Sed

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Asaltar mi piel y sustraer de ella todo el deseo disponible. Hacerte a gusto con mis jugos, para calmar la sed de tu quicio. Tomar de mis pechos el alimento que prolongue la vida de tus deseos, y que mueran en mi, tus más caros anhelos. ¡No!, saciarme de ti sería morir en la gula de los gritos. Que tu sexo sea el Gólgota de mi espera, maldita y eterna espera, donde fallecer en el delirio de que hagas conmigo como quieras. No importando cuánta carne hayan devorado mis manos, moriré virgen hasta que tu lengua descanse en el suelo de mis besos. © Derechos de Autor Gnosis Rivera.- Imagen extraída de la red.