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Mostrando las entradas de julio, 2017

Yo amo

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¿De qué serías capaz por él? –preguntó Todo lo que puedo hacer por él, ya lo hago. –respondí ¿Y qué es eso? –dijo Lo amo… –sentenció Yo, cuando amo, doy todo. No hay medios, ni mitades, ni trozos. No hay pedazos, migajas, excusas, agendas o programas. Amar es ser, y también dejar ser. Amar es estar, y cuando es necesario, irse. Es disfrutar la compañía y aceptar la ausencia. Querer ver esa alegrí a en los ojos del otro, saberlo feliz y ser feliz por eso. Es permanecer cuando todo apesta. Es no temer, y si se teme, entonces temer juntos. Es apoyar, cargar al otro si no puede sostenerse sobre sus pies. Es ser cómplice, compañero y compinche. Eso hago. Sostengo, levanto, apoyo. Lo amo, y al hacerlo lo dejo ser, lo dejo estar. Me hago su cómplice, su camarada. No le pido promesas, porque estas solo están hechas para romperse. Tampoco prometo, yo estoy, yo me quedo. Lo amo y de esta forma soy feliz, sobre todo porque amando yo soy. No procuro atarme a él o que él se ate a mí. El amor no

Mi amor

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Mi amor se intenta a sí mismo mil veces. Mi amor es necio e insiste. Mi amor por ratos se aburre, se acongoja y se cruza de brazos. Se declara en huelga y balbucea demandas.  Mi amor es complicado y genuino; auténtico y grueso.  Se alimenta de paz y emoción, de calma e inquietud, pero siempre de dos... Mi amor no quiere andar solo, pero se hartó de buscar.  Mi amor no quiere esperas ni promesas. Mi amor desea una sorpresa. Solo se tiene así mismo y no se puede traicionar.   Todos los Derechos Reservados Gnosis Rivera 17 de junio 2016 En la imagen: Mano con fango y flor Licencia públic.- Obtenida en la Red.-

Habitación

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Esa habitación, donde hay poquísima luz, donde las paredes están formadas de acero y metal blando. Tropiezo en sus superficies verticales y se golpea la fe; ahí sangra la esperanza. Esa habitación está cerrada, no le entra luz ni de luna ni de sol, pero de igual forma camino dentro de ella; me le sé los muebles, las sillas, tu rostro de pequeña y tu grito de susto. Esa habitación espera que se rompa la aldaba y se abra el candado. Desea soltar el cerrojo, correr los pestillo s. Bastaría una ventana, una simple corriente de aire, alguna ruta de luz. Quizá crezcan plantas al Sur de sus rincones, alguna semilla germinaría, una flor posible giraría al Norte. Esa habitación desea ser habitada, solo que acercarse apenas al umbral da miedo, hace correr a los pies y a las manos alejarse. Esa habitación tiene tierra fértil para el miedo, pero bastarían pocas caricias a su suelo para que le brote el amor. Tú has girado la cerradura. Has entrado en esa habitación más de una vez. Entras