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Mostrando las entradas de 2015

Juntos

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...y amarte y alimentarte. Vestirte y desnudarte. Discutir y conciliarnos. Que el amor nos haga la piel algunas noches y que en otras, los labios nos conversen... y que nos sorprendan los párpados tupidos de sueño, cayendo sobre los ojos, abrazados, cómplices y contentos de tenernos. Que nos tomemos el café, labio a labio, que discutamos el acontecer del día. Que estemos en desacuerdo y nos miremos raro. Que me mandes a callar, que hablo muy alto, que te diga shhhh, que tu voz es muy grave. Que me abraces, sentir la anatomía de tu torax y deleitarme con el grueso de tu cuello. Que me palmees el trasero, que me pellizques los brazos, que me hagas disgustar, riendo, molesta, deliciosa. Que me mires con esos ojos de niño, recostado sobre tres almohadas. Que me observes malicioso, lascivo, coqueto, perverso, húmedo y caliente, mientras me preparo para salir. Que te quedes el silencio, que me acaricies el pelo, que me beses de sorpresa. Que me mires y me digas...¿sabes?, y a seguida

Sueño

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  Tiene un buenos días. Uno cuyo sabor aún no logra descifrar. Un rostro se asoma por las esquinas de su memoria, pero no sabe qué sentido conferirle. Lo siente y lo piensa, más no atina a describir bien su perfil. Anoche, en sus sueños, apareció de frente, montando bicicleta, iba de espaldas al timón y todavía así, dominaba el destino que tenía al frente. Conducía caminos pedregosos, inclinados, obtusos, poco amigables y muy retadores para cualquier caminante. Ella iba frente a él y él frente a ella. Dominaba los espacios, besaba sus labios de tanto en tanto, acariciaba su frente y tomaba su mano. Nunca reparó en el hecho de que no veía hacia el frente, más aún, conquistaba todos los recovecos y curvas del camino. Ahora, ya despierta, tenía un extraño sabor en la lengua, y no era por al alcochol de la vispera, era el sabor de la incertidumbre, era el sabor del no saber qué venía. Un sabor tan familiar en sus papilas, uno sabor que siempre saludó. Aunque ese sa

Vigencia

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...y si allá donde vas... si en esa ruta que emprendes, llegas a descubrir que me amas, búscame....porque quizá no pueda volver a amar así ...y estaré aquí, cubierta con la misma piel que hiciste tuya, con los mismos huecos, vacíos de t i ... con la sonrisa, con la misma lágrima de alegría, vestida de amor y f e ... y todavía sin saberlo, estaré esperando por ti. © Derechos de autor Gnosis Rivera​

Elegido

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Entre tantos rostros, tantos nombres, tantos hombres, te elijo a ti. Eres tan distinto, tan único. Irrepetible. Todo en ti es abundante. Te desbordas por tus propios contornos y si intento contenerte con mis manos, te precipitas entre mis dedos, goteando por completo en toda tu esencia. Por eso te amo. Por no saber de mitades, por solo conocer los enteros, los completos. Amo tu sonrisa, tan v asta, tan amplia, cubre toda la habitación e ilumina calles completas. De tu mirada se escapan el niño que te habita. La nobleza de tu alma es escandalosa y revolucionaria. Tus defectos son la promesa permanente de quien quiere ser mejor. Te amo. Amo tu letra, tu discurso, amo tu furia, tus temores, tus luces y tus sombras. Me gustas cuando ladeas la cabeza y te refugias en un silencio breve, para luego girar a mi mirada y sonreir. Amo como te mueves, inquieto, como gritando que el mundo no espera. Me encanta como te encargas de las cosas, como te ocupas. Amo tu hu

El hombre y la sensibilidad. Lo masculino y lo femenino

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Ella quiere un gran amante, un compañero y un cómplice. Un tipo que se ría con ella, que la abrace si le da por llorar. Uno se ponga a fregar los trastos con ella y que la acompañe tanto a hacer el mercado como al cine.  Un tipo para presumir de orgullo frente a los amigos, porque lo admira tanto, que quiere exhibirse frente a los suyos, junto él.  Un hombre a quien mirar hacia al lado. Uno a quien admirar y amar. Con quien discutir de ciencia y política y de cosas tontas, como si las papas van mejor con salsa catchup o si el café lleva mucha azúcar. En fin, que sería genial que todo ello aparezca en un solo hombre, pero parece que no. Que uno tendrá aquello, pero carecerá de lo otro.  Al menos, lo más esencial de un hombre, para muchas mujeres, sobre todo para aquellas que ya maduraron lo suficiente como para saber qué quieren y qué no, es compañía y complicidad. Hay muchos caballeros por ahí con muchas de estas cualidades, aparecen algunos que  tienen todo lo anterior, y ¡ha

Hogar

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No tengo casa, soy refugiada. Huí porque, de donde vengo, solo hay vacíos y soledades, entonces vine aquí, donde abunda la leche y la miel, donde la flor crece a su libre albedrío, y la luna y el sol salen al mismo tiempo y conversan sobre el horizonte. Déjame habitar en tí, mientras encuentro mi hogar, y si resulta que el hogar eres tú, prometo hacer de tu morada un jardín eterno, donde los gladiolos y las hortensias azules sean el colchón bajo tus pies.  © Derechos de autor Gnosis Rivera​

¿Hasta cuándo violencia contra la mujer?

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Mientras la virtud de una mujer sea medida en base a cuántos hombres hay en su historia sexual, habrá violencia contra la mujer. Mientras la mujer pose su culo frente a la lente de una cámara, como si este fuera su rostro, porque esta sociedad le dice que así se ve más sexy, habrá violencia contra la mujer. Mientras se considere "más comercial" promocionar camiones, cervezas, martillos, préstamos bancarios, con la cara de una mujer mostrando sus pechos, habrá violencia contra la mujer. Mientras la mujer sea objetivizada, en cualesquiera de sus formas, habrá violencia contra la mujer. Mientras la misma mujer se preste para objetivizarse, habrá violencia contra la mujer. Mientra solo le compremos barbies y princecitas a nuestras niñas y todo es princesitas aqui y princesitas allá...habrá violencia contra la mujer. Mientras no le enseñenos a nuestos niños y niñas sobre inteligencia emocional, habrá violencia contra la mujer. Mientras le digamos a un niño que ju

TE AMO

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...esa palabra...¡esa!, que antes se quedaba atorada en la garganta, ahora se cree grande y sale sola de la boca; sin pedir permiso, se ha vuelto una andariega. Gusta rodar de mis labios a tu oído.  Pretende ser, por ti, entendida.  Juega a ser cierta y se aprovecha del latido de mi pecho, para salirse con la suya y convencerte. Esa palabra es una loca sentencia. Atrevido axioma que dirige mi destino y me obliga a enderezar las sendas... TE AMO...y ya no me pesan los hombros. Ahora me pesa el deseo... me pesan el vientre y los pechos... Lava caliente que no quema... Ardentía que refresca... TE AMO... y es una maldita locura... ¡esta!, la de hacer posible los imposibles más ciertos... Te amo..¡y a la mierda todo! ...ya es muy tarde para que algo importe. TE AMO   © Derechos de autor Gnosis Rivera​

Transición...

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...había agrupado sus lágrimas y con ella se hizo una falda. Cubriendo parte de su cuerpo desnudo, no le bastó para calmarse el frio, ese que proviene del incierto.  Abriendo y cerrando los puños, le gritó a l invierno su suerte. El rumor de una lágrima transitó por su mejilla,  y al tocarla, una punzada de dolor hecho sangre  arropó la yema de su índice.   Le dolía, ¡sí!, mucho le dolía.   Pero también sabía que no había otra forma  de poder retornar a una primavera... ©Derechos de autor Gnosis Rivera

De género, sexualidad y amor

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Dentro de todas las trampas culturales, las vinculadas al género, la sexualidad y el amor, son de las más controvertidas y pesadas que hay. Desarrollo mi parecer al respecto, a continuación. La genitalidad, que implica la exitación sexual en hombres y mujeres, la respuesta orgánica a un estímulo sexual equis, es una parte de la sexualidad, más no toda. Nunca toda. De hecho, una de las cosas que más daño le ha hecho al enfoque de la sexualidad hoy en día es genitalizarla, circunscribiendo el escenario sexual al coito o cualquer actividad donde se involucren el pene y la vagina. Es una gran limitante, sobre todo porque la sexualidad se manifiesta de muchas, muchas formas, más allá de los genitales, -pero ese es otro tema-. Ahora bien, imaginemos que abodarmos la sexualidad en toda su dimensión, pues bien, esta es parte del amor, más no toda, nunca toda. Y aquí va el otro daño, circunscribir el amor a la sexualidad, cuando el primero puede contener al segundo, pero no necesariamen

Nuestros hombres

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Dibujo de Guy Denning, North Somerset, 1965 Era la mañana de un día normal, como suelen ser los días, normales.  Pero la normalidad es algo tan relativo, como muchas otras cosas en este mundo de calamidades.  Yo estaba en mi página, y revisaba las novedades.  Una imagen aquí, un enunciado acá, leo, leo y leo, hasta que el dibujo de un hombre llegó a mi vista.  Mis ojos se posaron en la imagen y la palabra que habitó mi mente fue HOMBRE ROTO.  Y ya fue tarde. No podía dejar de pensar. Y puedo jurar que en la brevedad del segundo en que las dos palabras llegaron a mi mente, en ese segundo se compilaron ante mi todas las ideas que ahora quiero expresarles.  Porque como les dije antes, no me puedo quedar con estos pensamientos atascados, podrían salir de dentro mío en forma de llanto, angustia o insomnio. O quizá una carcajada neurótica o gotas de compasión en el rostro del hombre que se siente a mi lado, un día cualquiera. Nuestros hombres. Hoy quiero escribirle a nuestros hombres. Sí

Dominios

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Me regalaste un beso que viajó directo a mis entrañas.  Te hiciste ciudadano permanente de mi vientre  y reclamaste con gallardía cada uno de mis deseos.  Hoy, te hume deces en mis ojos, y en forma de lágrima te deslizas por mis pestañas.  El aroma de tu piel ya es tradición de mi olfato.  Y en la aldea que es mi corazón, tu reinado se instaura, proclamano obediencia y sumisión.  Mis brazos se revelan y se resisten, pero tus dedos son más fuertes y toman por suyo cada hebra de mi pelo.  He de quedarme quieta, sin ofrecer resistencia.  Hace rato que he claudicado a tus antojos. ©  Derechos de autor Gnosis Rivera.-

Tú y mi café

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Mi sabor moreno y tu beso blanco. Mi motivación matutina, mi pulsión y empuje. Tú, mi despertar favorito. El milagro en la mitad derecha de mi cama. El peso de tu cabeza sobre mi otra almohada. Tu cuerpo. Toda tu geografía, completa, vasta y absoluta. Mi tazón de café y tu presencia. El tema, el verbo y la palabra. El milagro de saberte cada día en la mañana. Mi amanecer preferido. Tú y mi café. Mutual eterna de la felicidad cómplice y traviesa. © Derechos Reservados Gnosis Rivera.-

Mis utopías

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Soy una ilusa, una idealista, todos los días como tostadas de utopías en el desayuno. Mientras no tenga mi final feliz, me como el cuento ese del amor. Pues me basta con haberlo imaginado para saber que es cierto. Voy corriendo tras los imposibles más posibles. Me apetece morir con la sonrisa en la boca. Con las palmas abiertas, como quien espera recibir, como quien las abre para dar. Prefiero los ambientes abiertos, esos que despeinan el pelo y levantan la blusa. Ya no quiero esconder la belleza de mis ojos tras la sombra del maquillaje. No quiero disfrazar mi aliento con la menta. Quiero vestirme de sueños. Se me antoja que me llamen tonta, poco práctica y nada calculadora. No me adhiero al sistema de que el hombre caza y la mujer se sienta tranquila a la espera del alimento. Se me antoja gritar lo que siento, decir lo que pienso. Me animo a correr riesgos, a darlo todo aunque que me vaya de la mierda. Se me ocurre abrir mis brazos y hacerte un espacio, ahí, donde me

Amar

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Dibujo realizado a lápiz por Maria Zeldis, artista canadiense. Amar al hombre que queda cuando se cierra la puerta.  Cuando las ropas abandonan el cuerpo. Cuando abre el refrigerador intentando dar con un vaso de agua para calmar una sed que va más allá de la garganta.  Amar al hombre cuando ya no hay voces, cuando el silencio hace presencia y los saludos y sonrisas quedan para una audiencia que ya se fue. Amar al hombre quedo, quieto, agotado, cansado. Cuando luce que no queda mucho, pero en verdad sabes que hay demasiado, tanto, que  podrías derrocharlo toda una vida.  Amar su sombra, su duda, su lágrima escondida, pequeña.  Amar sus movimientos involuntarios, su pelo, el grueso de sus dedos, el óvalo de sus uñas, y las pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos.  Amar, incluso, el momento en que no está, ese en que la espera es el alimento de las horas. Amar imaginar tenerlo siempre, a la mañana, a la tarde y a la noche.  Y en la madrugada, amar fundirse en sus ca

Solo les pido un favor...

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Hagamos, por un momento, este ejercicio de imaginación: Usted es una persona que se levanta todos los días de su cama, ha cubierto su cuerpo con una sábana de, al menos, 200 hilos y ha descansado su cabeza sobre una almohada. Cuando se incorpora, coloca sus pies en las zapatillas -o bien se ha quedado descalzo- y se desliza, perezoso, a la cocina a hacerse café.  Toma un rico baño de agua, tibia o fría, según le guste.  Si no tiene calentador, puede ser que pueda calentar en una olla un poco de agua, pues tiene una estufa y gas; el caso es que se da un rico baño y sale a vivir el día limpio y bañado. No nos olvidemos del desayuno. Usted se desayunó; quizá lo hizo bien rápido, sin apreciar los ricos aromas de un chocolate caliente ni la forma exquisita en que la sal se diluye sobre la piel de un huevo pasado por agua hirviendo. Se ha vestido con ropas modestas o lujosas, pero se ha vestido y se ha ido a trabajar, o a ido al gimnasio, o al parque, o a donde le toque.  Usted sale

¿Yo soy fea?

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Cuando tenia 13 años, recuerdo que venía junto a una de las tías que más quiero, de hacer alguna diligencia. Veníamos en transporte público, y ella me mira y me comenta, con su cara llena de risa cómica y de burla inocente: -ya se te quitó lo único que te hace bonita, el pintalabios. De inmediato me sentí desnuda.  Para la adolescente insegura que era yo, un comentario de este tipo, viniendo de alguien a quien amaba, era como recibir un sopapo sin aviso(1).  Por suerte, una madura y deja de esconderse tras el maquillaje.  Que por qué les cuento de esto, pues mi niña me ha venido haciendo una pregunta muy ingenua, pero no menos básica, al menos en este mundo donde vivimos. La ha hecho varias veces, la pregunta, a lo largo de más de un año. De mi parte obtiene la misma respuesta, pero como todo niño, vuelve y pregunta lo mismo y lo mismo: - Mami, ¿yo soy fea...? Yo sé de dónde viene la pregunta.  En su colegio, los compañeritos le dicen que es fea.  Sabía, no solo que esto ocurriría,

¡Qué diablos me importa!

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Imagen Surrealista de Silvia Grav (Vizcaia, 1993) Nada, que mi reloj dice que es hora de dormir, pero a mi mente le ha dado con gritar palabras, y entre discutir con ella o soñar que acabé en un manicomio, mejor me levanto y tomo a una de mis niñas, la HP, y empiezo a vomitar con los dedos.  Hace ratito leí algo que escribí a la tarde, y me dije: -Gnosis, si estas escribiendo lo mismo... y la misma Gnosis me responde: -¡y qué carajo te importa!, si te vuelve a salir, es porque sigue dentro... Y me digo: - pero es que antes te salió y ya lo dijiste..., ¡que si! que si antes guardaste mucho dentro, que si ahora lo das todo, que si el amor es fundacional, que si el amor es lo más importante.-  Y doy vueltas en la cama y decido no hacerme caso. ¿Cuándo me hice yo caso, en no hacerme caso?...¡nunca!.  Y me levanto y empiezo a escribir lo mismo. ¿Que si el amor me abordó nuevamente?, pues, ¡qué rayos se yo! solo se que estas ganas de darme me saturan y me dominan. Que ando que vomito ro

Amor y donación

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Amar es donación. Eso lo comprendí en forma práctica de unos años a acá. Que dicha comprensión de la cosa ocurriera junto con el nacimiento de mi niña, no es coincidencia. Si ya muchos hemos leído sobre lo incondicional del amor de madre, claro. Pero cuando pienso en el amor de pareja, el amor romántico o erótico, no me siento tan lejos de la misma idea, la de denación. Pero no estoy hablando de un despredimiento total del yo, donde dejo de ser en mí para ser en el otro; no estoy hablando tampoco de fusionarme con otro, de tal suerte que pierda mi identidad. No se trata de vaciarme y quedarme totalmente vacía de tanto darme y darme. Eso, aparte de contraproducente, sería idiota. Hablo de cuando amas de una forma, que solo procuras el bienestar del objeto de tus afectos. Cuando la felicidad de ese otro está en un plano tal, que todos tus objetivos son esa persona. No olvidemos que el génesis de todo amor es el propio, por tanto, los estadíos de un amor de este tipo, s

Nacionalismo, orgullo y la funcionalidad de un valor

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Estos conceptos, los arriba citados, han rondado mi cabeza por semanas. Creo que más. Idependientemente de la situación que se vive en mi país con el tema migratorio, me descubro sabiendo que siempre tuve cierta opinión respecto de la identidad ciudadana, una opinión muy particular y, me atrevo a decir, un poco irreverente, respecto de lo conservadora que puede ser la opinión de la gran mayoría de los ciudadanos de mi país. Me explico. Si me preguntaran si estoy orgullosa de ser dominicana, les podría decir que no. No siento tal orgullo. Y el asunto no estriba tanto en la situación que acontece en este tiempo en mi isla, no. El asunto pasa por otro lado, - a pesar de que sí siento mucha verguenza por todo lo que pasa con mis hermanos de Haití, y mis hermanos dominicanos descendientes de haitianos-. Para explicar mejor la luz de mi concepto, les comento. Si buscamos la definición de la palabra orgullo en el diccionario, tenemos dos acepciones: Arrogancia, vanidad, exceso de estimación