Relaciones y el equipaje que cargamos.
Tu eres tú y yo soy yo. Un día nos encontraremos y empezaremos a gustarnos. Nos miraremos, sentiremos algo raro en el cuerpo y eventualmente coordinaremos uno o varios encuentros. En ellos nos preguntaremos como tontos cómo es que hemos estado tanto tiempo uno sin el otro. Sentiremos nuestro entorno más benévolo, todo maravilloso y más bonito.... ¡ahhh la química del amor...! La oxitocina haciendo de las suyas y nosotros extasiados. Nos estaremos adentrando a la fase del enamoramiento.
Ya luego superado el evento, empezará la cosa a tomar otro cuerpo; se irá formando una danza relacional con características propias y de repente nos encontraremos en lo que llamamos "relación". Fulano y yo tenemos una relación. Algunos le llaman de amantes, otros de pareja, otros de novios, y otros tantos jurarán que solo están "saliendo". Como sea que se llame, empieza a darse el vínculo y luego de que las hormonas comienzan a calmarse, entran en el escenario los respectivos "equipajes emocionales y mentales" de cada uno.....ahí les voy...
Resulta que tú vienes con tu propia crianza, esquema de valores, sistema de creencias y filosofía de vida (o ausencia de ella!). Yo por igual, tengo todo eso, pero diferente!....y agreguemos nuestras respectivas experiencias románticas. Siendo honestos, que dos personas se amen (o crean que lo hacen) no garantiza que todo esto encaje a la perfección. Se requiere mucha madurez, voluntad y autoconocimiento para lograr que una relación de pareja funcione de forma saludable.
Cuando
nos enamoramos de alguien, en muchas ocasiones estamos reconociendo
en esa persona cualidades propias, estamos contentos y cómodos con
esa persona porque en cierta forma comulgamos con ella en
aspectos que consideramos de importancia. Si las coinicidencias son
muchas y por demas importantes, la comodidad puede alcanzar cotas
mayores, sopena de caer en el aburrimiento si no se aborda un
proyecto de pareja por el que luchar. Adicionalmente, mucho se ha
dicho sobre los supuestos polos que se atraen; pero lo cierto es que
tienen que darse importantes simetrías en una pareja para que pueda
ser duradera.
En lo que respecta al equipaje que traemos al escenario de la pareja, mucho se complica el asunto cuando una parte nuestra se convence de que hay que cambiar tal o cual aspecto del otro. Muchas veces, concientes o no, nos decimos: "eso cambiará más adelante......" o, "ya verás que con tu amor y paciencia el o ella cambiará". Aqui entra muy de lleno el autoconocimiento. Y es que hay que tener muy claro qué estamos dispuestos a transigir y negociar y qué no, y por igual qué estoy dispuesto a aceptar en una pareja. Tener bien claro qué busco y necesito en una relación. Pretender cambiar a quien amamos es uno de los juegos más gastanes que suelen darse en la dinámica amorosa; y es que lo cambios en los seres humanos obedecen a revoluciones que se viven a lo interno. Es una decisión absolutamente personal, por mucho que sea motivado desde otra persona, sea que la ames o no. Cambiar por insistencia de la pareja, o porque entiendes que será mejor o más feliz si lo haces, solo provoca un desgaste paulatino de la relación, muchas veces con el consabido fracaso al final. Igual, no te haces ningún favor con semejante esfuerzo si no es genuino.
Cuando caes en la cuenta de todo esto es por puro ensayo y error, porque enfrentémoslo, nos educan para todo menos para las relaciones de pareja, siendo estas tan, pero tan importantes para el ser humano y no importa cuánto hayas leido a Riso, esto de las relaciones no se aprende con libritos, no señor!. Tienes que aprenderlo en tu propio camino. Llega un momento en que te aburre la dinámica del reconocimiento en el otro y el mostrarte tal cual con todo y demonios y miserías y te resistes a conocer nuevas posibles parejas. Es un tiempo que nos ha pasado a todos, no querer salir, ni socializar para no conocer a nadie. Es un tiempo en el que los amigos te dicen: conozco la persona perfecta para ti!!!...y tú solo miras al cielo y respiras.
En cambio, hay ocasiones en que das con La Persona, esa por la que no te importa abrir el armario y sacar todos los esqueletos. Hay alguien por quien no te importa exponerte en toda tu miseria y con la cual sencillamente quieres darte completita. Esa persona aborda todos los cayos de tu personalidad, la parte lisa y la porosa. Y se siente bien en cierto modo ese sentido de vulnerabilidad cuando amamos de esta forma. Paradójicamente, esa exposición al otro aporta cierta fortaleza que se refuerza con esa otra persona. Será por eso que duele tanto cuando tampoco en esa ocasión la cosa llega a funcionar. La aridez romántica que precede a este tipo de desilusiones suele ser muy dolorosa, aunque luego se resucite. Si leiste Se puede morir de amor, comprenderás de qué hablo.
Como siempre digo, la verdad revelada no la tengo yo, ni quisiera tener semejante responsabilidad. Estas líneas solo recogen mis pareceres sobre las relaciones de pareja y hablan un poco de cuando me he caido de bruces sobre el suelo del amor.
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