Resaca





Ella se sentó en la mecedora.  Algo tenia ese mueble de caoba que en su vaivén pausado le proporcionaba algo de luz a su aveces oscurecida alma. Últimamente se sentia muerta, vacia, le ahogaba un hueco lleno de nada.....si...nada...porque él era la nada.  Estaba harta y cansada.  El proceso de convencerse de dejar ese pasado atrás ya la estaba agotando.  Se sentía con una resaca emocional extrema.  Así como el alcohol le quita todo el oxigeno a las células del cuerpo, ese tiempo con él y su posterior partida le habían quitado las ganas de seguir....  

Su espíritu supuraba aburrimiento abundante y doloroso así como la pus sale de las llagas abiertas.........¿Cuánto tiempo le llevaría recuperar la viveza que años atras le cubría el aura de los más brillantes colores?  No tenía idea.  Antes, sus días estaban repletos de anticipación. Bastaba amanecer y el sol le besaba los párpados.......a su lado, siempre él.  El a la espera y a la llegada...él la respuesta y la pregunta....el futuro y los planes....él el cansancio, ese que precede a las horas de entrega infinita y ausente de pudores....

La mecedora iba y venía al ritmo de sus recuerdos.  En ocasiones no aparecían por días y ella se sentía ganadora.  Pero luego, volvían clamando revancha con ímpetus renovados.  Cuando eso ocurría, una sombra gris se posaba en su mirada y todo lo veía húmedo y opaco.  Tal era la resaca de su ausencia.

Al transcurrir las horas en su mecedora, se quedó con los ojos cerrados.  Sintió un poquito de sal en los ojos.....siguió pensando.  Así tranquila se durmió.. 


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