Sentir sentir...
Ella tenía que recordar qué se sentía sentir, entonces hizo su
cita. El amante había acordado el
siguiente domingo que antecede al lunes.
Ella estaba ilusionada. Pero no era
su corazón, sino sus carnes las que se envolvían en ese sentimiento de
anticipación.
Exfolió toda su piel. Se
vistió de azúcar moreno y miel y se frotó lo suficiente hasta que su epidermis se
mostró brillante y vigorosa. Sería tocada pronto. Volvió a recorrerle el sentimiento de lo que
está por venir. Como muchacha
adolescente se acarició suavemente tratando de adelantarse a los eventos. Luego pensó: -¿qué haré con el amor que
siento?.....lo dejaré silencioso en mis
cajones, junto con mis panties y brasieres.
El sabe que es eterno y que esto es solo una andanza para recordarme que
estoy viva.- Dijo para sí.
Entonces recorrió el camino hasta sus aposentos. Ya su piel estaba lustrada. Se untaría aromas nuevos. No quería nada viejo. Nada eterno……Lo eterno,
lo perpetuo y lo perenne, todo eso le pertenecía a su amor y su amante no ha de saber
sobre eso. Es más…ni lo entendería! Así que cubrió su anatomía diminuta con olor
a lavanda. Con sencilla vestimenta fue a
su encuentro. Esas ropas pronto
adornarían el piso de la parte trasera de su apartamento.
Ya en sus brazos….extraviada y perdida se encontró. Se abandonó al éxtasis y avergonzada se
preguntó -¿qué haces en mi cabeza?.....si
te he dejado en los cajones!!....se propuso ignorarlo todo y seguir
comprometida con su causa….recordar cómo se siente. Y así lo hizo….
Cuando regresó a su casa…..levitaba a ras del suelo….no recordó cuánto hizo, solo que fue mucho y bueno.
Sin embargo….cuando tiró sus ropas, esas ligeras y preciosas, esas que rodaron el suelo, el aroma a lavanda se había esfumado…no quedaba ni la huella del
aroma….lo perpetuo no tenia cabida en ese encuentro……dirigióse silenciosa a sus
cajones y ahí estaba, su amor eterno.....el amor que no se iba...
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